Mayo
de 1937
*Solo algunas partes del artículo están
escritas por mí, otras están extraídas de diferentes fuentes. Recomiendo ver la
película “Tierra y libertad” para profundizar en el tema*
SOBRE LA TRAICION EN RETAGUARDIA, Y SOBRE
COMO SE PERDIO MEDIA GUERRA EN CINCO DIAS
“Ha quedado
demostrado documentalmente que fue una maquinación urdida por Stalin y sus
agentes para eliminar a la Confederación Nacional del Trabajo, a la F.A.I. y al
P.O.U.M. de la esfera política, económica y militar de España, siguiendo los
procedimientos de terror implantados en Rusia y otros países por el dictador
rojo.” Juan Manuel Molina en “Historia Libertaria” nº 4, marzo-abril de
1979
ANTECEDENTES
El 19 de julio
de 1936, los generales españoles se levantaron contra el pueblo. Los
trabajadores de Barcelona, bajo el liderazgo de los anarquistas, lograron
aplastar el levantamiento fascista en dos días y medio. Los anarquistas no
quisieron conquistar el poder para ellos, aun poseyendo las armas de los
cuarteles y el apoyo de toda la clase obrera de la ciudad. Como en todas las
demás partes de España, se formó un frente unido anti-fascista. Este variaba
desde las varias tendencias republicanas de la burguesía a las tendencias más
extremas del proletariado – los anarquistas, que además de vencer a los
sublevados llevaron a cabo la revolución social. Naturalmente no había una
armonía completa entre las distintas tendencias que componían el bloque
anti-fascista, respecto a objetivos o a medios. Unos querían simplemente
destruir el poder de los generales y del clero, pero mantener una sociedad
burguesa capitalista; otros buscaban un cambio fundamental en todas las fases
de la vida social. Las altas finanzas estaban del lado de los generales
fascistas. Con la derrota de los generales, éstos perdieron sus posiciones de
poder. Las organizaciones de los trabajadores asumieron las funciones de
organizar la vida pública. Las transformaciones económicas tomaron la forma de
colectivización, aplicando las ideas anarquistas a todos los aspectos de la
sociedad. Todas las grandes y pequeñas empresas fueron colectivizadas, así como
los servicios públicos. Los dueños anteriores de estas grandes empresas no
pudieron ofrecer más resistencia. Sin embargo, la pequeña burguesía, aunque no
tenía fuerza para oponerse a los nuevos acontecimientos durante los primeros
meses de la victoria proletaria, no aceptó completamente el nuevo orden. Las masas
de los trabajadores principalmente estaban organizadas en la central
anarco-sindicalista, la CNT; la pequeña burguesía, durante los meses que
siguieron al 19 de julio, se afilió a la UGT. A pesar de la guerra, falta de
materias primas, destrucción de instalaciones, boicot del capitalismo
internacional, y la agresión antirrevolucionaria que estallaría en mayo del 37
y continuaría hasta el final de la guerra, la revolución que vivió españa con
la puesta en practica de las ideas anarquistas sufrió todo tipo de
contratiempos, y sin embargo la producción aumentó, mejoraron las condiciones
de trabajo, han desaparecido los patrones, hay mas igualdad entre los
ciudadanos, y la economía tiene un funcionamiento mas racional. Desaparece el
paro repartiendo los parados entre las empresas y se cubren las bajas, la
invalidez y las jubilaciones. Se crean hospitales, se cierran las cárceles y
los obreros son por fin dueños de su destino, sin nadie que les diga que deben
hacer, organizando su vida y sus trabajos mediante asambleas. Pero la
revolución tiene muchos enemigos también dentro del territorio republicano.
Estos enemigos vieron con buenos ojos la partida de muchísimos obreros armados
hacia Aragón, con el objetivo de liberar Zaragoza y extender la revolución allí
por donde pasaban. Hay que decir que Zaragoza se había considerado el primer
bastión anarquista de españa, y las colectivizaciones se extendían también por
todos los pueblos de Aragón que no estaban en poder de los militares
sublevados. Hay que decir que la colectivización nunca fue obligatoria, y eran
los campesinos y obreros de cada sitio los que decidían continuar como antes, o
hasta que grado llegar en los cambios revolucionarios.
El 22 de octubre de 1936, se firmó un pacto, por la
CNT – FAI de un lado y UGT – PSUC del otro. Acordaron un programa de exigencias
mínimas. Ambas organizaciones, sobre todo la CNT, hacía concesiones en la lucha
contra los generales rebeldes. Los trabajadores se alegraron de este pacto, y
en un gran mitin popular en la enorme plaza de toros de Barcelona, donde todos
los trabajadores de ciudad se habían juntado, lo sellaron por aclamación. Pero
todavía había quien ponía sus intereses partidistas por encima de los intereses
del proletariado en total. El Partido Comunista aliado con los partidos
nacionalistas catalanes comenzaron una campaña contra la CNT y la FAI del mismo
carácter que la empleada contra el POUM. Los anarquistas y sindicalistas eran
declarados responsables de todo lo que no funcionaba bien. Aunque la CNT – FAI
abandonara la idea de la colectivización en las secciones donde los pequeños
propietarios estaban en mayoría, y rechazaron absolutamente la propuesta de
colectivización obligatoria, sus enemigos siguieron haciendo campaña contra la
CNT – FAI entre los pequeños propietarios y campesinos. Apelaron al instinto de
propiedad, hicieron aparecer hostil la idea de la colectivización a los amantes
de la propiedad, y llegaron a denunciar a los abogados de la colectivización
como los enemigos del pueblo. El lema ‘ guerra y revolución ‘ que la CNT – FAI
defiende, se oponía al lema de todos los demás partidos políticos: ‘ primero,
debemos ganar la guerra. Todo lo demás, el nuevo orden político, el
establecimiento de la justicia social, etc., debe ser dejado intacto hasta el
final de la guerra’.
Las patrullas de
los trabajadores, compuestas por aquellos elementos combatientes que habían
aplastado el fascismo en Cataluña el 19 julio, habían funcionado como guardias
anti-fascistas, y habían sido legalizados como tales. La mayoría de los
miembros de estas patrullas eran miembros de la CNT, y cuando la UGT exigió
igual representación que la CNT, a la que ellos obviamente no tenían derecho ya
que ellos no tenían los mismos miembros en la región, estalló otro conflicto
amargo. Los miembros de la UGT abandonaron las patrullas y dedicaron su
atención a atraerse a la policía a su lado. En vez de tender puentes de unidad,
ellos ensanchaban el abismo que mantenía al proletariado separado.
El echo es que
el Partido Comunista aliado con los partidos nacionalistas y con la burguesía
afiliada a la UGT esperaban el momento para desbaratar la revolución social
anarquista que el pueblo llevaba a cabo en buena parte del territorio que no
había caído en manos de los militares sublevados. Hay pruebas, como por ejemplo
el intento de robo con documentos falsificados de 10 coches blindados de una
fabrica colectivizada. El documento demostró ser falso, pero, mientras tanto
los coches blindados se habían ido. Los siguieron y los observaron entrar en
los Cuarteles Voroschilov, pertenecientes al PSUC, es decir a los comunistas.
El objeto del robo y la huida de los coches blindados se hizo más que claro a
la gente de Barcelona durante los trágicos días de mayo.
El Primero de
Mayo de 1937 estaba acercándose. Las negociaciones entre la CNT y la UGT para
hacer manifestaciones conjuntas fallaron, debido a las maniobras de los
comunistas que controlaban la UGT. La amargura se tornaba gradualmente en odio.
Las pasiones políticas dominaban la escena.
El PCE y el PSUC
que tenían una cifra ridícula de afiliados antes de la guerra había crecido
vertiginosamente en militancia con una explicación muy lógica, ambos partidos
se mostraron como amigos del orden burgués, de la propiedad privada y
contrarios a la revolución obrera y campesina, por lo que se atrajeron la
adhesión de numerosos afectados por la misma.
SUCESOS DE MAYO DE 1937
El día 3 se
produjo el asalto a la central telefónica, símbolo de las colectivizaciones
obreras en la ciudad. Catalanismo y estalinismo perseguían un idéntico objetivo
que les unía: dar batalla al anarquismo y al POUM en Cataluña, entre otras
cosas para producir una crisis en el gobierno central que provocara la dimisión
de Largo Caballero y su substitución por Juan Negrín, títere de la política
soviética. La acción contra la Telefónica fue acompañada por el despliegue de
fuerzas en diferentes puntos de la ciudad lo que demostraba las aviesas
intenciones de los atacantes. En la tarde de ese tercer día de mayo se
produjeron esporádicos tiroteos aunque no se llegaron a levantar barricadas, se
aguardaban los resultados de la reunión del gobierno que desde las tres de la
tarde se celebraba en el Palacio de la Generalitat. En esta reunión los
delegados de CNT pidieron la inmediata dimisión de Aiguadé así como la de
Rodríguez Salas, comisario general de Orden Público. El PSUC y la Esquerra
Republicana de Catalunya se negaron rotundamente lo que acabó desvelando la
complicidad de estos partidos y de Lluis Companys en el asalto a la central. Ya
entrada la noche la información sobre el ataque era que los guardias de asalto
no habían cumplido su objetivo y que los obreros se mantenían armados en la
parte alta del edificio. El despertar del día 4 en Barcelona fue con la
aparición de numerosas barricadas de adoquines, sacos terreros y de obreros
armados por las calles, controladas mayoritariamente por CNT y FAI cuyas
fuerzas habían sitiado determinados lugares de la ciudad, dispuestas al asalto.
Sin embargo, hubo un suspenso impuesto por los comités de la CNT-FAI en espera
de evitar el enfrentamiento armado, se pidió de nuevo la dimisión de los
responsables del asalto y recurrieron a los anarquistas presentes en el
gobierno de Largo Caballero para que denunciasen la anómala situación. Hay que
recordar los dos bandos antagonistas: de una parte, la fuerza pública (Guardias
de Asalto, Guardia Nacional Republicana, Guardias de Seguridad y Mozos de Escuadra)
y los partidos PSUC y Estat Català (comunistas y separatistas); de otra parte,
las fuerzas populares formadas por los anarquistas (CNT, FAI y Juventudes
Libertarias), el POUM y las Patrullas de Control; los comités de defensa
Confederal (CNT-FAI), organizados tradicionalmente por barriadas, fueron los
grandes estrategas de la contraofensiva popular obrera. Durante los días 4 y 5
hubo ataques y contraataques en la zona que circunda la Barcelona antigua en
cuyo centro está el Palacio de la Generalitat. La prensa y la radio pedían
calma y obediencia al consejero de Interior, Artemi Aiguadé, provocador de los
hechos. Por otro lado muchos medios de comunicación anarquistas pedían
constantemente el abandono de las armas y la conciliación, llamando a los obreros
de las barriada a que no se vengaran de los traidores.
He aquí un
ejemplo de un comunicado radiado de la CNT al pueblo catalán:
” Nunca hemos
ocultado nuestros objetivos; hemos dado amplia prueba de nuestro valor. ¿Por
qué quieren eliminarnos? ¿No os parece sospechoso que ataquen a la CNT y la
FAI, mientras en Madrid, en Andalucía, en Vizcaya, y en Aragón nuestras fuerzas
han dado, y todavía dan hoy, pruebas de coraje extremo y de fuerza?
¡Trabajadores de la CNT y la UGT! Recordad el camino que hemos recorrido
juntos. ¡Cuántos han caído, cubiertos en sangre, en las calles y en las
barricadas! ¡Dejad vuestras armas! ¡Abrazáos como hermanos! Venceremos si
estamos unidos. Si luchamos entre nosotros, vamos a ser derrotados.
¡Consideradlo! Extendemos nuestra mano desarmada. Haced lo mismo y todo será
olvidado.
” ¡Unidad entre
nosotros! ¡Muerte al fascismo! “
Por si no
tuviera suficiente con las fuerzas armadas, la Generalitat echó mano de una
fuerza militar: las milicias pirenaicas con la que protegió su palacio, la
plaza de San Jaime y sus alrededores. Por la tarde del día 4 llegaron a la
Generalitat el ministro de Justicia, Joan García Oliver, una delegación de CNT
y otra de UGT. Más tarde, hablarían por la radio Garcia Oliver y otros pidiendo
calma a la población y el abandono de la lucha. Gran parte de la militancia
anarquista consideró que los compañeros anarquistas que ocupaban altos cargos
habían picado el anzuelo, diciendo lo que Companys quiso que dijeran,
reclamando un abandono de las armas para reforzar la unidad antifranquista y
obviando los verdaderos motivos que habían llevado a este enfrentamiento civil
dentro de la guerra civil. Durante toda la noche del 4 al 5 de mayo, mientras
que los combatientes permanecían frente a frente, en el Palacio de la
Generalitat, se sucedían las negociaciones. La táctica estalinista y de sus
aliados de arrebatar el poder a los comités obreros había chocado enérgicamente
con los trabajadores en armas. La jornada del día 5 iba a ser el punto
culminante de la batalla. Las luchas fueron aún mas violentas que el día
anterior, por todas partes, patrullas de muchachos y muchachas se dirigían a
las barricadas o a participar en los golpes de mano contra los edificios
ocupados por los estalinistas y las fuerzas policiales. Sin embargo, hubo dos
grandes derrotas por parte de las fuerzas revolucionarias: la Guardia Civil
tomó la Estación de Francia, ocupada por los anarquistas, y los empleados de la
Central Telefónica se rindieron finalmente ante los Guardias de Asalto. Por
otra parte, desde la dirección de la CNT y el POUM se estaba decidiendo la
llamada a la retirada. Es posible que la vacilación en las masas -en la actitud
errónea de espera de consignas- que se lanzaron ardorosamente en defensa de sus
conquistas revolucionarias propiciara la perdida de la Estación y la
Telefónica. Este día 5 el gobierno de la Generalitat dimitió gestándose
enseguida una nueva configuración donde iba a figurar Antonio Sesé, secretario
general de la UGT, que murió ese mismo día en extrañas circunstancias. El PSUC
acuso de su asesinato a fuerzas anarquistas que lo negaron. Sin embargo, esta
muerte provocó una nueva ofensiva por parte de los comunistas no sólo en
Barcelona, sino también en varias ciudades y pueblos de Cataluña. En la tarde
del días 5 se produjo el infame asesinato de Camilo Berneri y Francesco
Barbieri por parte de las gentes del PSUC y los mozos de escuadra afectos a la
Generalitat. Berneri, gran cerebro del anarquismo internacional, había
desenmascarado desde el periódico “Guerra di Classe” la política de Stalin en
España lo que produjo a la postre su cobarde eliminación. Por un lado los
antirrevolucionarios no habían podido acabar con la CNT (anarquistas) y el POUM
(comunistas no stalinistas), pero por otro la actitud de calma y cesión de
numerosos miembros destacados de la CNT, que seguían apostando por una lucha
común antifascista, provocó que las masas obreras cedieran una parte de sus
logros revolucionarios sin luchar, apostando por una alianza antifascista, y
cundió el desanimo entre la población obrera, viéndose traicionados y atacados
por los supuestos aliados políticos.
CONSECUENCIAS
Si bien la
táctica estalinista y de sus aliados de arrebatar el poder a los comités
obreros había chocado enérgicamente con los trabajadores en armas, la actitud
conciliadora y de cesión de los miembros de CNT en el gobierno frenaron la
respuesta popular de aplastar a los traidores. Desde este momento, si bien la
revolución no pudo ser aplastada como pretendían, si consiguieron hacer perder
la iniciativa a los revolucionarios, hacer cundir el desanimo en las clases
populares, y entregar buena parte de los cargos políticos y militares a los
comunistas que nombraban desde la lejana URSS. Una de las principales consignas
del Partido Comunista era apoderarse de los mandos del ejército. A pesar de
tener la consigna de ponerse siempre fuera de la primera línea de fuego,
consiguieron tomar el control del ejercito entre otras cosas porque la única
ayuda militar que llegaba venia de la URSS, e iba solo a las fuerzas que ellos
comandaban. También hay que decir que la ayuda militar de la URSS vino a cambio
de pagarla a precios altísimos, y todo el oro del gobierno partió para las
arcas de Stalin. A mediados de 1938 había conseguido absorber un 80 o un 90 %
de estos mandos militares en virtud de maniobras realizadas. De este modo,
frecuentemente se echaba mano de las unidades confederales (de la CNT) como
carne de cañón, y no menos a menudo se las sustraía de sus mandos propios,
agregándolas a otros, por lo regular comunistas. Muchas veces se les enviaba a
tomar posiciones casi inexpugnables, con el único propósito de hacerles sufrir
bajas y sumirles en el desanimo. Para las fuerzas anti revolucionarias el
objetivo no era ganar la guerra, sino prioritariamente hacer perder fuerza a
los anarquistas y destruir los logros revolucionarios. Una revolución que
demostraba que no hacia falta una dictadura del proletariado (como la URSS de
Stalin) para destruir las clases sociales y acabar con la pobreza y la
explotación. Es por esto que el PC, estalinista, atacó primero al POUM, partido
contrario a Stalin que apoyó la revolución desde el principio. Y es por esto
por lo que fueron los mejores antirrevolucionarios. Consiguieron lo que no
había podido ningún gobierno, ni la policía, ni el ejército: hacer perder el impulso
revolucionario al pueblo. ¿Cómo es posible esto? Por un echo muy simple: nadie
podía esperar que el PC fuera el mayor enemigo del obrero. La gente estaba
perpleja ante lo que sucedía, y la propaganda comunista de echar la culpa de
todo a la CNT y a las colectivizaciones era propagada por todos los medios de
comunicación, salvo los libertarios lógicamente.
Las columnas
comunistas, como la de Líster o la del Campesino, eran las únicas que tenían
las armas de la URSS, y avanzaban hacia el frente destruyendo las
colectividades y fusilando a quien se oponía a abandonar la revolución. Por
supuesto los campesinos volvían a hacer asambleas y tenían colectivizadas las
tierras, pero muchos fueron fusilados y los daños no fueron pocos. Nadie se
explicaba como los comunistas atacaban con ese encarnizamiento al comunismo más
comunista, el comunismo libertario o anarquismo. En toda la guerra no disminuyó
la producción ni la extensión de las colectivizaciones, tanto en el campo como
en las fábricas y en la ciudad. Pero tampoco disminuyó la presión del gobierno
ni de los antirrevolucionarios para borrar la revolución.
En Rusia y en
Ucrania, cuando estallaron las revoluciones, los bolcheviques, los partidarios
de la dictadura, impidieron un ensayo libertario e impusieron un Estado
comunista totalitario con policía, cárceles y terror para quien no pensara como
ellos. En España no pudieron tomar el control y destruir la revolución, pero si
la debilitaron, y con su intento de traición en los sucesos de mayo del 37, se
perdió media guerra, y se condenó al pueblo español, no solo a perder sus
logros revolucionarios, sino a sufrir una larga y sangrienta dictadura durante
40 años de franquismo.
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